Oda a Francisco Platko


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‘No nadie, nadie, nadie.
Camisetas azules y blancas, sobre el aire.
Camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko lejano,
rubio Platko tronchado,
tigre ardiente en la yerba de otro país.

¡Tú, llave, Platko, tu llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo!
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Volvió su espalda al cielo.
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas sin viento.’

«Al gran oso rubio de Hungría»
Más a menudo de lo que se piensa los mundos de la literatura y el fútbol se intersectan y se nutren uno del otro. Los conmovedores versos del poeta Rafael Alberti fueron inspirados por una gesta memorable que tuvo como protagonista singular al portero húngaro del FC Barcelona Francisco Platko (Ferenc Plattkó – Franz Platko Kopiletz). 

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Corre el año 1928 y los Campos de Sport del Sardinero de Santander son escenario de la final de Copa de fútbol entre el F.C. Barcelona y la Real Sociedad de San Sebastián. Por no existir en esa era las definiciones de partidos por lanzamientos penales era necesario jugar tres partidos para conocer al ganador del torneo. En el primero de esos partidos, jugado el día 20 de mayo, el portero del Barcelona, el húngaro Platko se gana un lugar en la historia de la literatura al participar en una acción que le tiene como protagonista junto al delantero centro Cholin de la Real Sociedad. El jugador atacante de la Real avanzó hasta la portería y cuando el gol parecía inevitable, el guardameta Platko se estira y se lanza sobre el pie del jugador donostiarra logrando contener el remate pero recibiendo el impacto del zapato de Cholin en la cabeza, un impacto tan brutal que Platko quedó conmocionado,  es retirado del campo y se le aplican seis puntos de sutura en la herida resultado de la patada y la gesta es inmortalizada por los versos de Alberti.

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